La precariedad se instala (también) en Arganda
Son nuestros amigos, vecinos, familiares e incluso nosotros mismos, aunque no seamos conscientes de ello. «Es lo que hay», conviene la mayoría. «Mientras dure, dura», dicen unos. «Es temporal, aquí aguantaré hasta que me salga algo mejor», repiten otros, mes a mes.
Arganda no escapa a esta vorágine desreguladora que amenaza las condiciones de vida de la mayoría social trabajadora. Los liberales claman al cielo contra el Estado por inmiscuirse en los (sus) asuntos privados, siendo conscientes de que el derecho laboral es una victoria de los muchos para sobrevivir en la selva de la libre competencia gobernada por unos pocos.
Llamamos precarios a esos trabajos que violan algún derecho laboral o suponen la pérdida de nuestra calidad de vida, salud o, en general, nuestra dignidad como seres humanos. Su cumplimiento resulta complicado con un solo inspector de trabajo por cada 15.000 trabajadores en toda la Comunidad de Madrid. Todas conocemos en nuestraos cercanos polígonos de Arganda el caso de alguna empresa que impone turnos de 12 horas para ahorrarse un tercer turno, alguna multinacional que externaliza su fuerza laboral a través de ineficaces y parasitarias ETT’s, algún hipermercado que obliga a trabajar domingos y festivos sin retribución especial…
Y es que la precariedad llegó a la situación laboral de nuestro país con la intención de quedarse y convertirse en norma. El 27% del empleo es temporal (frente al 15% de Europa). La duración media de los contratos en industria ha caído de 188 a 55 días con la crisis. Se estima una cifra de más de un millón de trabajadoras y trabajadores sin contrato. Cobramos un 39% menos por hora que la media de la eurozona.
Izquierda Unida Arganda comienza una campaña contra la precariedad en el municipio para informar y concienciar a los y las trabajadoras de que siempre hay alternativas a la precarización de nuestras condiciones. Muchas empresas tratan a sus plantillas como meros números como único medio de aumentar su productividad y sanear sus cuentas. Otras muchas se escudan en la situación económica o en las posibles pérdidas o la supervivencia de la empresa para que accedamos a echar horas no remuneradas, aguantemos retrasos en la nómina o asumamos horarios que imposibilitan la conciliación de nuestra vida familia y ocio.
Creemos que siempre hay alternativas sociales como demuestra la historia de lucha obrera y los derechos alcanzados en nuestro país. Conocer nuestros derechos, unir fuerzas, plantear alternativas y presionar por ellas son la vía que nos dejan para evitar una mayor precariedad y retroceso en nuestros derechos. Nuestra organización quiere, desde aquí, mostrar nuestra disposición a colaborar con tod@ argandeñ@ que sufra el trabajo precario. No dudes en contactarnos.
Nuestra precariedad, su beneficio.
¡Rebélate!